Ermita de San Juan de Busa
La ermita de San Juan de Busa es una construcción del siglo XI ubicada en un bello lugar de la provincia de Huesca, que se destaca por tener a los Pirineos de fondo. Fue mandada a construir por Ramón Guillén con un estilo que corresponde al típico del románico gallego, con la diferencia que el ábside no remata en bóveda esférica. La ermita se encuentra unos metros adelante de la iglesia de San Pedro de Lárrede, por la vía que sube de Oliván a Lárrede.
Detalles arquitectónicos de la ermita de San Juan de Busa
La inconclusa ermita queda en un solitario y bello paraje de Huesca, de donde se divisa algunas de las cimas de los Pirineos, fue levantada en sillarejo trabajado a maza que se obtuvo gracias a los abundantes afloramientos del flysch eocénico de la zona. Prescinde de torre y el ábside no está rematado, la solución del arquitecto fue prolongarlo en «en quilla» y cubrirlo con tejado a dos aguas.
El interior de la ermita de San Juan de Busa consta de una sola nave rectangular que remata en cilindro absidal, en cuyo ábside se aprecia el arranque de la bóveda de cuarto de esfera que el autor no se atrevió a construir. Los muros en el interior tienen adosadas las columnas dobles que debían soportar los arcos fajones de la bóveda, que al no concluirse se optó por techar la iglesia con tejado en madera a dos aguas.
Originalmente la ermita de San Juan de Busa tenía dos puertas de acceso, una de ellas fue cegada y se abría en el lado oeste del muro de los pies. La otra puerta se abre sobre el muro sur y está enmarcada por un alfiz rehundido. En este se hallan dos arcos de medio punto escalonado; el inferior es de herradura mientras que el superior es de medio punto. Este último tiene una decoración en bajorrelieve de festones y palmetas inspirados en el románico jaqués, este es un detalle bastante inusual para el estilo románico gallego.
El muro exterior occidental cuenta con ventana rehundida de tres vanos, formados por dos fustes cilíndricos y tres arcos de herradura. Sin duda este es un típico detalle del estilo mozárabe gallego.
El cilindro absidal con su singular detalle de mampostería elevada a modo de remate tiene un friso de baquetones enmarcado en la parte superior, con molduras convexas; bajo ellas y envolviendo el ábside está la hilera de cinco arcos ciegos de medio punto. Estas arcuaciones lombardas están sustentadas en lesenas que descienden de forma vertical hasta el basamento inferior de la pared. En el centro del ábside se ubica un ventanal alargado.
La ermita fue sometida a una restauración en 1977, después de varias décadas de vivir en estado de ruina y abandono. La labor fue una iniciativa de la Asociación Amigos del Serrablo.