Nuestro día de rafting en el Reino de los Mallos
El verano de 2014 pudimos disfrutar junto a nuestros amigos de UrPirineos de un día de aventura en la Hoya de Huesca, practicando rafting en el fantástico entorno que nos ofrecen los Mallos de Riglos y el Río Gállego.
Inés y Gustavo nos recibieron como si llegáramos a casa, algo que pudimos ver que es su forma de ser, sobre todo mimando al detalle a los más jóvenes que se inician en este tipo de deportes. Detalle que nos gusto especialmente dado que comprendemos que hay que conseguir que la juventud se enamore del deporte y sobre todo de saber disfrutar de este tipo de entornos. Ellos les descubren detalles que hacen captar su atención y que seguro dejan a los más jóvenes con ganas de más.
Unas cómodas y más que cuidadas instalaciones, además de los consejos de los monitores nos hicieron más fácil el tránsito de la ropa de verano al especial y ajustado neopreno, ¡qué risas! Tocaba equiparse bien con el casco, neopreno, chaleco y remo, compañeros inseparables en este viaje (bueno el remo se suele perder ;-)). Ahora tocaba esperar a que estuviéramos preparados todo el grupo y ya rumbo a la furgoneta. Como en los campamentos de verano, alguno hasta se arranco con carrascal, carrascal. Mikel sabe quitar a los aventureros esos nervios de la primera vez, con sus chistes, sus piropos a los otros guías, ¡un crack de la animación!
Una vez llegados a la zona de embarque, mientras acababan de darles el inflado final nos aconsejaron tirarnos desde una zona ya preparada para ello, al río para entrar un poco en ambiente y que se mojara y ajustara bien el neopreno. María batió todos los récords de arrancada y no lo dudo un momento, ¡al agua!, cualquiera la sacaba luego.
Darío era el guía de nuestra balsa, transmitía tranquilidad y serenidad y eso nos gustaba. Antes de subir a las balsas algunas indicaciones, sobre todo de seguridad, y ya subidos en las balsas tocarían ya todas las explicaciones técnicas de manejo y de seguridad. Se preocupan de posibles lesiones o dolores que sufran los participantes, la necesidad de portar medicinas especificas que cada uno necesitemos tomar en los botiquines. Al principio tanta explicación sobre seguridad o que hacer en caso de accidente preocupan un poco, pero al final te das cuenta que siempre es necesario saber que hacer. Al final y al cabo estás en un medio natural. Luego también te das cuenta que los guías que trabajan en este tipo de entornos conocen los recorridos como la palma de su mano y siempre saben adaptarse a cada grupo, sabiendo perfectamente que deben hacer y que no, nunca se la jugarán. Hay una cosa que dejan muy clara, el guía manda y hay que hacer lo que diga, a veces os parecerá raro o loco, pero es lo mejor.
Arrancamos, y lo hacemos con algo que no dejaremos de hacer en todo el viaje, ¡remar! Pero como es posibleeeee¡¡ si esto tendría que bajar solo. Cierto es, pero para controlar la balsa hay que remar, no hay que dejarla ir donde quiera, es más, habrá veces que cuanto más complicado y rápido sea el salto o remolino a pasar más habrá que remar para no perder el control. ¡Más adrenalina! ¡Más aventura! El tiempo de descenso suele variar dependiendo del nivel del agua, de las balsas que haya en el río, etc…, nosotros estuvimos unas dos horas dentro del río.
Por caerte no te preocupes, te vas a caer. Si te caes dónde no debes tranquilo que siempre va a haber alguien a tu lado. Y en las zonas dónde si te puedas caer, si no te caes, te tiraras y si no te tiraran, al final te das cuenta de dentro del agua se esta mejor que fuera. A alguno, (verdad Ricardo) hubo que llamarle la atención y decirle; bueno, ¿te subes a la balsa o qué? ¡Jajajajajaja! Yo creo que esa tarde batí el récord mundial de caídas.
En cada zona de calma Darío aprovecha a contarnos a los que vamos en su balsa las características del río, a leer las rocas y el cauce del río, sin dejar pasar la maravillosa fauna y flora de la zona. A mita del trayecto pusimos pie a tierra y nos enseñaron a tirarnos al río y ponernos en posición de seguridad y a saber llegar a la balsa y subirnos. Lo de subir a la balsa es todo un arte, un compañero de la mía no midió sus fuerzas y al ayudarme a subirme salimos por el otro lado de la balsa ¡Jajajajajaja!
Cuando se aparecen ante ti los Mallos de Riglos es una experiencia fabulosa, te sientes hormiguita, ¡es espectacular!
Los Mallos de Riglos y el río gallego te ofrecen un entorno espectacular para este tipo de deportes, os lo recomendamos.
Al finalizar el trayecto, tiempo para el baño, luego ya a la furgoneta (ahí llega cuando María dice: volvemos a bajar otra vez, tira pa arriiiibaaaaa!! Jajajajajaja) y en dos minutos llegamos a las instalaciones de UrPirineos, entregamos el equipo y a la ducha!
¡Una gran tarde, emoción, diversión y aventura! Repetiremos en cuanto nos sea posible. Texto; DescubreHuesca.com Fotografías; Rebeca Cárdenas y UrPirineos
