De Bujaruelo a Gavarnie
Por Xenxo Gómez
Un mes he tardado en volver a Bujaruelo, uno de mis rincones favoritos del Pirineo Aragonés. La última vez dejé constancia de ello aquí (ver comentario Valle de Otal). Esta vez, el objetivo era bien diferente: hacer la travesía hasta Gavarnie. Una ruta preciosa en cuanto a belleza paisajística pero exigente en desnivel. Tras hacer noche en el cercano pueblo de Fragén, por la mañana nos pusimos en camino hasta nuestro punto de partida: el Camping y Refugio de San Nicolás de Bujaruelo (1338 metros). En esta ocasión, sí que tuvimos que cruzar el puente románico del que me enamoré la primera vez que vi, y empezamos a dar los primeros pasos en dirección al Puerto de Bujaruelo, siguiendo las marcas rojas y blancas del GR-11 y en continua y fuerte pendiente, dejando atrás las lazadas de subida al valle de Otal y cogiendo altura poco a poco pasando por las Planas de Sandaruelo y Lapazosa, respectivamente.
Subiendo al Puerto. Vista de los valles de Bujaruelo y Otal
Puerto de Bujaruelo (2273 metros)
Tras una ascensión de unas tres horas de duración llegamos al Puerto, frontera entre España y Francia, abriéndose ante nuestros ojos el valle vecino del Pouey d’Aspé. Empezamos a descender por el valle hasta llegar a la Cabane des Soldats (1954 metros), donde hicimos una parada para descansar, comer algo y contemplar tranquilamente lo que nos rodeaba.
Pouey d’Aspé. Gave des Tourettes y Pic de Tentes
Pouey d’Aspé. Cabane des Soldats
Poco a poco fuimos ganando terreno al valle y divisando su final. Cada vez quedaba menos para divisar nuestro objetivo: el Circo de Gavarnie y su Gran Cascada, la más alta de Europa. Un lugar de donde no quieres escapar. Todo un espectáculo para la vista.
Circo de Gavarnie. Gran Cascada
Tras seis horas desde que nos pusimos en marcha, llegamos al pueblo de Gavarnie (1365 metros). Un pueblo tranquilo, turístico y con muchos servicios, ideal para conocer esta zona del Pirineo Francés.
Después de descansar y comer en el apartamento que habíamos reservado, nos dimos un paseo hasta los pies de la Gran Cascada, pasando por el Hotel du Cirque, que preside todo el Circo de Gavarnie. Tarde pasada por agua que nos impidió hacer unas buenas fotos, una pena. Así que el que se anime y venga aquí, tiene pendiente unas buenas instantáneas con las que maravillarnos.
Gavarnie. Pont de Nadau
Gavarnie. Pont de Nadau
Al día siguiente, muy a nuestro pesar, iniciamos nuestro regreso. En un primer momento teníamos pensado volver por las famosas “Echelles de Serradets” hasta llegar al Refugio del mismo nombre, pero con la lluvia caída horas atrás no nos arriesgamos y volvimos por el mismo sendero que pisamos el día anterior. Como sabemos, la climatología en montaña es muy variable y no iba a ser una excepción. Comenzamos la vuelta con sol por el Pouey d’Aspe, seguimos con nubes y algo de lluvia fina, continuamos con niebla espesa al llegar al Puerto y terminamos otra vez con sol en el valle de Bujaruelo. Siempre bien equipados por lo que nos pueda ocurrir. 
Gave des Tourettes. Pouey d’Aspé
Brazillac, Falsa Brecha y Dedo
Pouey d’Aspé. Proximidades del Col de Tentes
Puerto de Bujaruelo
No nos detuvimos en el Puerto y continuamos bajando, ya en territorio español, hacia el valle de Bujaruelo, punto final de nuestro viaje y donde relajamos el cuerpo en las frías aguas del río Ara y compartimos la experiencia de estos dos intensos días. Como he dicho antes, es una travesía exigente ya que, en la ida, se salva un desnivel de 935 metros positivos hasta el Puerto de Bujaruelo, compensándolos con los 908 negativos hasta Gavarnie. En la vuelta, obviamente al revés si se sigue el camino que hemos recorrido. Si se opta por volver por el Refugio de Serradets, el desnivel aumenta considerablemente a 1222 metros positivos hasta el Refugio y a 1250 metros negativos hasta San Nicolás de Bujaruelo, con la posibilidad de hacer noche en el Refugio. Ruta bien señalizada, sobre todo en el lado español, que hace sencillo su seguimiento. En el lado francés, hay un par de postes identificativos y el camino se sigue mediante abundantes mojones. 100% recomendable para senderistas acostumbrados a la montaña, con un mínimo de condición física. El esfuerzo se ve recompensado por el paisaje que nos rodea. Una pena que lo bueno se acabe tan pronto… Texto y fotografías: Rubén Gómez Facebook: Xenxo Gómez
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